La política del exceso, esa que apela a la víscera porque carece de otro argumento que no sea el del extremo, tiene en Sarah Palin su mayor exponente en Estados Unidos, y preocupantes seguidores en nuestro país. La vergonzosa cruzada del Tea Party, esa versión americana con sombrero tejano y rifle de asalto del peor radicalismo iraní, debería erradicarse de raíz en aquel país, en vez de ser vista con buenos ojos por muchos nostálgicos que habitan la derecha española. En el mapa pueden comprobar como señalaba Sarah Palin los candidatos demócratas a los que llamaba a derrotar en las urnas. Lo hacía con iconos similares al punto de mira de un rifle. Una de las mencionadas entre las prioridades de Palin es Gabrielle Giffords, congresista demócrata, tiroteada en Arizona y que ahora se debate entre la vida y la muerte.
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