Nadie sabía nada, o al menos eso parecía. José Luis Rodríguez Zapatero sacudió la mañana del sábado con su habitual magia para aparecer en los momentos decisivos que afectan a su carrera personal o al futuro de su partido. Lo hizo en León, en el Congreso de los Diputados como el electo más joven, en aquel cónclave socialista en el que ganó la Secretaría General a José Bono por nueve votos, y más tarde en unas elecciones generales que le dieron la Presidencia del Gobierno. Zapatero ha vuelto a hacerlo, cambiando el terreno de juego en el que la mayoría esperaban lidiar estas elecciones y las siguientes. A contrapie todos. Desde los suyos hasta los contrarios. En el PP han replicado con la petición de unas elecciones generales anticipadas – ¡a un mes y medio de las municipales! – que parece más una huída hacia adelante tras la noticia del día que una estrategia reflexionada para hacer frente al último conejo que ha salido de la chistera del Presidente.
Pero donde se ha sentido de verdad la convulsión del anuncio ha sido en las redes sociales, y una vez más Twitter se ha hecho con el control del flujo de información que salía desde el salón de la madrileña calle Ferraz en el que se decidía el futuro del Partido Socialista Obrero Español. Desde el día anterior ya había muchos que se preparaban para una mañana intensa, pese al hermetismo, e incluso las negativas que llegaban desde importantes dirigentes socialistas sobre si se haría público algo digno de mención en el máximo órgano entre congresos. Tras conocerse la noticia, miles de debates y reflexiones han inundado la red social de micromensajes, tanto de agradecimiento a Zapatero como de alivio por su marcha. Había de todo, como en botica, incluso una pintoresca manifestación frente a la sede socialista, al grito de “Rubalcaba al paredón” y algún que otro cartel con la frase “Zapatero asesino“. Seguro que esto es apología de algo nada bueno.
Entradas
0 comentarios:
Publicar un comentario