miércoles, 13 de julio de 2011

La importancia de llamarse ‘hijoputa’


Y pensar que hubo un tiempo en el que temíamos que la televisión basura, o la mala televisión, pueden llamarlo como quieran, era ver a Jesús Gil en un jacuzzi mientras se frotaba contra bellezas nórdicas, en un esfuerzo sobrehumano por no bajar hacia el fondo con más velocidad que el Titanic. Salían a escena las Mama Chicho, y los puritanos de sotana bajera y misa diaria se persignaban vaticinando el fin de los días - que no de la televisión - ante al despliegue de carne y lujuria a través del tubo catódico. Ni históricos programas como Goles son Amores y un Manolo Escobar a toda presión podían contrarrestar la revolución, que entraba en las casas gracias a la mano italiana que mecía la cuna en la que España despertaba a la pluralidad televisiva.




1 comentarios:

ahora o nunca dijo...

"Ver, oír y callar"... Estoy completamente de acuerdo, yo no me acuerdo de los jacuzzis de Jesus Gil. Pero si de las series en familia como "Medico de Familia", de los programas que conseguían que no te movieras por miedo a que la vaquilla del "Grand Prix" pillara a un pueblo o a otro.. Parece que los programas de lágrimas fácil de antes como "Sorpresa, Sorpresa".. o "Tienes una carta". ya no sirven en esta sociedad que sólo busca el grito.

Es muy triste pero sigue siendo la realidad... Espero que sólo sea esa cadena la que llena el vaso de gotas malas.

Saludos.

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