Portada del nuevo libro de César Calderón, "Otro Gobierno", que se presenta hoy en Madrid |
Hay políticos y gobiernos municipales que preguntan a los ciudadanos
incluso si quieren poner una gran plantación de marihuana en su término
municipal. Y se vota. No es broma. El resto, o la inmensa mayoría,
mantiene una acalorada carrera durante un par de meses, los previos a
las elecciones, para poder apretar todas las manos posibles y colmar de
besos a los niños. Buscan el contacto vital del que se desprendieron
hace cuatro años, cuando se celebraron los últimos comicios. No faltan
los adelantados a su tiempo, verdaderos paladines de la tecnología y la
participación, que para esos menesteres electorales deciden abrirse
blog, cuenta de Twitter y Facebook e incluso correo electrónico, de tal
modo que la rueda de prensa en la que presentan su campaña adquiera ese
marchamo de innovación que le falta al resto de las propuestas que
presentan. Pasado el tiempo de mendigar el voto, los espacios que con
tanto compromiso se abrieron duermen el sueño de los justos entre los
contenidos huérfanos de la Red. Los hay que, ganando las elecciones, ni
siquiera agradecieron a sus votantes el apoyo con un mísero mensaje en
la bitácora, y su última epístola data del viernes anterior a la jornada
de reflexión. Pidiendo el voto, obviamente.
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