viernes, 11 de enero de 2013

La estrella de ”la Caixa”

Si hay algo que identifica claramente a ”la Caixa” es, sin duda, su logotipo: la famosa estrella de Miró. Pero, ¿cuál es su historia?


Desde su fundación en 1904, ”la Caixa” había tenido diferentes anagramas, llegándose a utilizar varios de ellos al mismo tiempo y para usos bien diferentes. A finales de los años setenta se hizo evidente que ese caos de símbolos e identificaciones –algo que también afectaba a la mayoría de bancos y cajas de la época– creaba problemas de identidad y de imagen, de tal forma que los ciudadanos, en muchos casos, no diferenciaban a las entidades entre sí.

Fue entonces cuando ”la Caixa” decidió crear una identidad corporativa propia, muy diferenciada de la del resto de entidades, y que no solamente dotara a la entidad de una personalidad única, fácilmente reconocible y con la que resultara fácil identificarse, sino que además fuera capaz de sintetizar y transmitir los valores de compromiso que representaban su hecho diferencial en el mercado.

Así, en 1979, se contrató a la empresa norteamericana Landor Associates para iniciar un proceso de renovación de la imagen que fuera coherente con la personalidad y trayectoria de ”la Caixa”. Tras un periodo de reflexión, se determinó que la nueva imagen debía tener una identidad visual cercana e innovadora, sin ninguna referencia territorial o sectorial que limitara su expansión en el futuro. Y para conseguir transmitir los rasgos y valores de ”la Caixa” se debía aunar en un único símbolo su doble dimensión: una institución financiera pero con una larga tradición de servicio público y comunitario, con una importante Obra Social.

El equipo de Landor presentó diferentes propuestas de símbolo, pero, frente a las opciones más conservadoras y tradicionales, poco a poco fue cobrando fuerza la necesidad de explorar caminos más novedosos e imaginativos en la búsqueda de una imagen diferente: el concepto Miró.

Inspirándose en el universo pictórico de Joan Miró, el equipo de Landor había diseñado un asterisco azul de ocho puntas, pero pronto se descartó, porque lo importante no era un dibujo específico, sino el hecho de que este dibujo fuera realizado por un artista catalán y balear de fama internacional y con un lenguaje intemporal y universal.


Lee la historia completa en el blog de "la Caixa"




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